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Actualidad
Lunes, 30 de enero de 2023
Una brecha de talento que preocupa, estados que promueven inversiones e instituciones que lanzan formación con tecnología punta. En el medio, estudiantes y profesionales con posibilidades de reinventarse.
Un gran salón, equipo rojo, equipo azul. Ordenadores y tecnología de última generación. Mesas redondas con sillas ergonómicas. Se apagan las luces blancas y aparecen azules, rojas, púrpura. ¿Es un centro de gaming? ¿Un espacio de transmisión de Twitch? ¿Un popular bar tecnológico? No, es un nuevo laboratorio para formación de hackers. Hackers éticos, claro.
¿Qué sucede? La ciberseguridad ha escalado en la lista de prioridades de empresas y organizaciones a una velocidad asombrosa, y donde no se ha reposicionado aun, lo hará en breve. Las ciberamenazas, los ataques ransomware o las intrusiones son noticia a diario. Y no es para menos, ciudades y estados han llegado a quedar paralizados por semanas, infraestructuras críticas se han visto seriamente comprometidas, y compañías grandes y pequeñas han sufrido pérdidas de enormes cantidades de dinero.
En este contexto, la denominada brecha de talento es una de las principales preocupaciones del sector, que según las estimaciones que realizó el INCIBE, en España alcanzará los 83.000 puestos en 2024.
“El entorno cambiante de la ciberseguridad evoluciona rápidamente y las ciberamenazas están en constante transformación. Por ello, es necesario el desarrollo de una estrategia de gestión del talento en ciberseguridad a nivel nacional que permita adelantarse a las necesidades del sector y que contribuya a cerrar la brecha de profesionales existente actualmente”, indicó en ese mismo informe del INCIBE Carme Artigas Bugal, Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Mientras se van proyectando y aplicando políticas públicas para fomentar la inversión privada, junto a programas de inversión estatal, concienciación y promoción en centros de educación primaria y secundaria, también crece la oferta en centros de formación especializada, que, siguiendo con los relevamientos de INCIBE, ya superan las 160 instituciones dedicadas a la educación en ciberseguridad, con titulaciones tanto oficiales como propias.
Ahora bien, estas capacitaciones multidisciplinares para combatir la delincuencia necesitan indefectiblemente aprender el accionar de los hackers para poder combatir sus acciones intrusivas y destructivas. ¿O es que los delincuentes utilizan las herramientas pensadas originalmente para la seguridad con finalidades maliciosas? ¿Quién lleva la delantera?