Vargas: «En la Titan hay un espíritu de ayuda que no se ve en otras pruebas»

Lo dicen los expertos. La actividad física regular en personas trasplantadas, como caminar o andar en bicicleta, impacta positivamente, ya que ayuda a mejorar el estilo de vida, fomenta las relaciones sociales, permite desarrollar una mayor conciencia del cuerpo, mejora la salud física, mental, y el bienestar emocional. Héctor Vargas, médico en la UCI del Hospital Universitario Virgen de La Arrixaca y presidente del equipo ‘Titan Deja Huella Universae’ ha estado en el desierto del Sahara acompañado de tres personas trasplantadas que han competido en la exigente Titan Desert. «Aquí se comparte un espíritu de ayuda al compañero que no se ve en otras pruebas», dice Vargas, quien explica las dificultades a las que se han enfrentado Arkaitz Santamaría y Víctor González, ambos trasplantados de médula, y Francisco Javier Jiménez, trasplantado de riñón.

Desde el pasado 28 de abril, el grupo apadrinado por el Instituto Superior de FP Universae ha tenido que hacer frente a todo tipo de inclemencias, tanto meteorológicas como mecánicas. Héctor sufrió la rotura de un amortiguador de su montura y, desde entonces, «aunque la bici aguanta, la espalda sufre muchísimo».

Además, todo el equipo ha lidiado con el viento, el frío en algunas ocasiones y, cómo no, el calor, mucho calor. El mercurio ha llegado a superar la barrera de los 30 grados, convirtiendo en más que tentadora la posibilidad de beberse de un trago los tres litros de agua que suelen transportar en cada etapa.

Las duras condiciones del desierto también implican llevar especial cuidado con algunos aspectos para evitar complicaciones de salud. Así, Francisco admite que ha tenido que mantener un exhaustivo control sobre la hidratación de su organismo, mientras que Arkaitz ha llevado una protección especial contra el sol, porque los tratamientos para superar su leucemia le dejaron la piel arrasada. El caso de Víctor es distinto, puesto que ha sido su cuarta Titan Desert Marruecos. «Ya sabe a lo que viene; está siempre tranquilo y lo tiene todo bajo control», asegura Vargas.

La rutina ha sido para todos igual: a las cinco y media de la mañana, con los primeros rayos del alba, se produce el toque de corneta y el campamento bulle de actividad. Una vez concluido el desayuno y todos los preparativos concluidos, a las ocho de la mañana los primeros manillares titubean sobre la arena. Alcanzan la meta seis horas más tarde, con una zozobra en los brazos que les acerca al naufragio.

«Escogimos la Titan Desert Marruecos como la gran prueba para promocionar la donación de órganos por el compañerismo y los valores que aquí se respiran», desarrolla Vargas. «Es evidente que hay gente que viene a ganar pero, en general, se comparte un espíritu de superación y de ayuda al compañero que no se ve en otras pruebas. La propia exigencia de las etapas y la convivencia posterior contribuyen a que esto sea así».

El ciclista muleño Luis León Sánchez Gil ( Kosner- Saltoki Home) se adjudicó ayer la 19 edición de la Skoda Titán Desert Marruecos, tras finalizar la sexta y última etapa, que ha transcurrido entre Erg Chebbi y Maadd (70 kilómetros). Luisle entró en la décima posición con un tiempo de 2 horas 40 minutos 3 segundos. El muleño dijo que basó su triunfo final en «haber sido inteligente en mis planteamientos. Ataqué y apreté en los tramos de puro pedaleo», donde demostró ser el más fuerte y el más prudente en las zonas de recorrido más técnicas y tácticas.