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Monday, 18 de March de 2024

La paradoja de la FP: ¿Por qué algunas titulaciones son ignoradas por los estudiantes?

¿Qué pasa con esas titulaciones menos demandadas pero con alta tasa de empleabilidad? El nuevo escenario de la Formación Profesional dibuja un reto para las instituciones educativas: atraer a los alumnos y conquistarlos con un método dinámico y adaptado a las necesidades actuales de las empresas. ¡Infórmate de todo en la noticia!

Mientras algunos programas de Formación Profesional (FP) son altamente solicitados, otros languidecen con altos porcentajes de vacantes. ¿Qué destino les espera a estas titulaciones olvidadas y a sus profesores en un panorama educativo en constante cambio?

En el ámbito de la Formación Profesional, existe una paradoja desconcertante: mientras algunas titulaciones experimentan una demanda abrumadora, otras languidecen en la oscuridad de la indiferencia estudiantil. Cada año, miles de plazas de FP quedan sin cubrir, y hay titulaciones en las que las vacantes alcanzan el 80% o más. Estos son los «títulos malditos» de la FP, programas educativos que parecen condenados a la irrelevancia y otros que, a pesar de su poca participación, no cubren la demanda laboral.

El dilema que enfrentan las autoridades educativas es qué hacer con estas titulaciones en desuso. ¿Es hora de suprimirlas para liberar recursos y enfocarse en áreas de mayor demanda? ¿Y cómo atraer alumnos a titulaciones que sí tienen pleno empleo pero que no gustan?

Mientras tanto, los «títulos malditos» de la FP siguen siendo un recordatorio de los desafíos que enfrenta el sistema educativo en su búsqueda de la excelencia y la pertinencia.

Y es que la creciente demanda laboral en ciertos contrasta con la baja matriculación de estudiantes en programas clave como los ciclos industriales de «Instalación y Mantenimiento» y «Electricidad y Electrónica». A pesar de ofrecer una de las tasas de empleabilidad más altas del panorama educativo, con más del 75% de los graduados encontrando colocación en el mercado laboral, apenas el 2% del alumnado de FP de Grado Superior y el 3,1% del de Grado Medio elige cursar estos ciclos, según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

A medida que las empresas buscan desesperadamente técnicos cualificados en estas áreas, los institutos se enfrentan a la difícil tarea de encontrar estudiantes para satisfacer esta demanda. Factores como la falta de orientación adecuada para los estudiantes y la preferencia por los estudios universitarios contribuyen a esta situación.

Esta discrepancia entre la creciente demanda empresarial y la baja inscripción estudiantil ha suscitado inquietudes en el ámbito educativo y empresarial. A pesar de la disponibilidad de más de 10.000 puestos de trabajo en el sector de instalaciones y mantenimiento, la falta de candidatos con la formación adecuada continúa siendo un desafío persistente, según advierte la Confederación Nacional de Asociaciones de Empresas Instaladoras y Mantenedoras de Energía y Fluidos (CONAIF).

Francisco Alonso, presidente de CONAIF, subraya la paradoja evidente en la que nos encontramos: mientras el mercado laboral clama por talento cualificado, la participación estudiantil en estos programas técnicos permanece notablemente baja. Es necesario, señala, un esfuerzo conjunto por parte de las instituciones educativas, los organismos gubernamentales y el sector empresarial para promover una mayor conciencia sobre las oportunidades profesionales que ofrece la FP en Instalación y Mantenimiento.

Además, la disparidad de género en estos programas es innegable, con una abrumadora mayoría de estudiantes masculinos. Romper con este patrón se convierte en un objetivo crucial para garantizar una representación equitativa de género en este sector en crecimiento.

A medida que la industria de la instalación y el mantenimiento sigue floreciendo, es imperativo que se implementen medidas concretas para fomentar una mayor participación estudiantil en estos programas técnicos. Solo así podremos asegurar un flujo constante de talento calificado que satisfaga las necesidades cambiantes del mercado laboral en esta era de rápidas transformaciones tecnológicas y ambientales.

Igualmente, podemos encontrar que entre las causas que contribuyen a este fenómeno se encuentran el desfase entre la oferta formativa y las necesidades del mercado laboral, la falta de atractivo de ciertas profesiones debido a condiciones laborales poco favorables, y la influencia de la enseñanza en línea que está reconfigurando las preferencias de los estudiantes.

El exceso de oferta en algunos sectores, como la gestión administrativa o la industria del calzado, resulta en plazas vacantes, mientras que profesiones como también la pesca o la minería enfrentan la falta de relevo generacional debido a la percepción negativa de las condiciones laborales o la dureza del trabajo.

Además, la rápida evolución del mercado y los cambios en los patrones de consumo han dejado obsoletas algunas titulaciones que han desparecido por la falta de demanda.

También la falta de orientación tanto para los estudiantes como para las familias agrava el problema, llevando a una alta demanda en titulaciones con escasas salidas laborales, como es el caso de los grados medios en Imagen y Sonido.

Ante esta situación, es crucial repensar el papel del profesorado, aprovechando su experiencia y conocimiento para orientar la actualización de la oferta formativa y su vinculación con las necesidades reales del mercado laboral.

Sin embargo, no todos los programas de FP enfrentan dificultades de matriculación. Los ciclos de Imagen Personal, como Peluquería y Estética, gozan de una alta demanda y proporcionan también numerosas oportunidades laborales para los estudiantes.

Y es que, con la regulación de la formación profesional dual en el año 2012, se intentó dar un salto hacia adelante en la vinculación entre las empresas y los programas formativos para saber realmente qué necesita el mercado. Esta modalidad, con mucho éxito en Suiza y Alemania, generó mucha innovación en nuestro país. Finalmente, la aprobación de la ley 3/2022 de FP, que otorga el carácter dual a toda la Formación Profesional, aumentando los tiempos de estancia en las empresas de los estudiantes, constituye un reto enorme para los próximos años.

Además, a esto añade Juan Francisco Jiménez Hernández, CEO de CEAC FP, que «la metodología práctica de las formaciones de FP en comparación con el enfoque de aprendizaje teórico de las universidades ha llamado la atención del tejido empresarial español, y por este motivo, entre otros, se ha proyectado que el 27,1% de los puestos de trabajo generados de aquí a 12 años vista sean exclusivamente para población titulada en FP».

El puente hacia el empleo en España

La Formación Profesional se posiciona como la vía educativa con mayor proyección de España. Esto queda patente en el Observatorio de la Formación Profesional que, en su informe de 2022, destaca que los estudiantes matriculados en FP crecieron cerca de un 25% desde el curso 2016-2017 hasta el curso 2020-2021, con un total de 200.000 nuevos estudiantes. También el informe anual de la FP 2023 de Caixabank Dualiza apunta en la misma dirección, pues prevé que el 27,1% de los empleos creados en los próximos 12 años estarán destinados a profesionales cualificados gracias a la FP.

Sieteiglesias también destaca que «la FP tiene la capacidad de alinear la oferta educativa con las necesidades del mercado laboral, logrando que sus alumnos adquieran conocimientos teóricos al mismo tiempo que habilidades prácticas y técnicas muy demandadas. Tanto es así, que se estima que la Formación Profesional creará más de 3,8 millones de oportunidades laborales hasta 2035».

Tamara Jareño y Paloma Olalla, colaboradoras de junior Achievement y docentes de Formación Profesional en el IES Virgen de la Paloma de Madrid coinciden en que las empresas necesitan empleados con las competencias profesionales necesarias para completar un puesto de trabajo. «Este tipo de puesto de trabajo se va cubriendo con perfiles de Formación Profesional, incrementándose cada curso académico». Son las empresas las que reclaman estudiantes para realizar su módulo de Formación en Centros de Trabajo, y cada vez «nos encontramos con más empresas que una vez finaliza la formación, ofrecen puestos de trabajo a los profesionales», destaca una de ellas. Asimismo, indican en este sentido que, dentro de los ciclos formativos, se están implantando especialidades justamente para adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral. Por ejemplo, «en el ciclo de grado superior de administración y finanzas se establece la opción de cursarlo con especialidad en seguros», en el IES Virgen de la Paloma.

El vellocino dorado

Su alta empleabilidad y el bombo y platillo que hemos tenido estos años de promoción de esta modalidad ha hecho que muchos centros pongan el cartel completo en sus cursos. La falta de plazas disponibles contrasta con el crecimiento significativo de matrículas en FP en la última década, que ha aumentado en un 68%. A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Educación por financiar nuevas plazas, las comunidades autónomas no logran satisfacer la creciente demanda.

El panorama se torna aún más complicado para aquellos que no pueden costear la educación privada, donde los precios oscilan entre los 4.000 y 10.000 euros por dos años de estudio. Esto obliga a muchos estudiantes a renunciar a sus aspiraciones o a tomar un año sabático, una opción que consideran la peor de todas.

Además, la privatización de los estudios de FP está en aumento, exacerbando la disparidad entre la oferta pública y privada. A falta de opciones públicas, muchos se ven obligados a buscar alternativas privadas que pueden resultar inaccesibles para familias de bajos recursos.

Sumado a esto, interviene en la ecuación la falta de acceso a las prácticas profesionales está generando un limbo para estos estudiantes, especialmente en la rama sanitaria, con Madrid como epicentro de las protestas debido a la concentración de reclamaciones de estudiantes de centros públicos que no pueden acceder a plazas para completar sus estudios y dar el salto al mundo laboral o universitario. Algo que ya alertó la Federación de Enseñanza de CCOO Madrid que denunció las dificultades de los centros públicos de FP para encontrar plazas de prácticas, ya que carecen de la capacidad económica para pagar a los hospitales la compensación solicitada a cambio de estas plazas. Esto contrasta con los centros privados, que sí pueden costear estas compensaciones.

Además de la falta de prácticas, otro problema para la FP es la obligación de cotizar a la Seguridad Social por las prácticas formativas, que entró en vigor el 1 de enero de este año. Esto genera preocupación por el alto volumen de tramitaciones que se esperan, especialmente porque las empresas están firmando convenios que derivan la responsabilidad de la cotización a la universidad o centro de FP.

Por su parte, las comunidades, rectores y directores de centros de FP tienen sus preocupaciones de que esto funcione y se centran en la fiabilidad del sistema de gestión de altas en la Seguridad Social para manejar el considerable volumen de altas y bajas previstas en los próximos meses, lo que ha llevado a las partes interesadas a expresar reticencias y solicitar más tiempo para evaluar y prepararse adecuadamente antes de implementar completamente la medida.

Aún así, la opción de cursar esta modalidad tiene muchas ventajas. Un dato relevante es que un 70% de los graduados de Formación Profesional con titulación oficial continúa trabajando para la empresa donde realizaron sus prácticas. «Eso evidencia que salen al mercado laboral de forma muy competitiva», sostiene Pérez.

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