Un modelo que no deja de crecer

La formación online está en auge. Según los últimos datos del Ministerio de Universidades, más de 300.000 alumnos que están matriculados en estudios superiores lo hacen a distancia, un 19% del total de la población universitaria. Sin ir más lejos, durante 2020, el 73% de los españoles hizo un curso online de cualquier temática, según el informe E-Learning, las nuevas tendencias en la formación online, de OBS Business School. Y la consultora Global Market Insight estima que el mercado global de elearning alcanzará los 375.000 millones de dólares en 2026, lo que demuestra la buena salud de la educación en línea.

Entre las razones principales de este boom destacan la facilidad para conciliar, un coste menor, la ruptura de las barreras geográficas o la personalización del aprendizaje. Además, la expansión de la conectividad y los avances tecnológicos han facilitado que cada vez más gente tenga acceso a todo tipo de cursos virtuales.

Los estudios más demandados en esta modalidad son los másteres. Así se desprende del último informe CYD 2021/2022, de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, que indica que el 43,5% de los alumnos cursa un máster en una universidad privada: el 19,4% de forma presencial y el 24,2%, a distancia.

A pesar de que los programas de máster online son los favoritos de los estudiantes, existen numerosos cursos de formación que son un excelente complemento para el desarrollo profesional. “Los cursos de formación continua de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) buscan dar respuesta inmediata a las nuevas competencias que requieren las organizaciones. De hecho, nuestra oferta se origina por la escucha activa que, de forma constante, realiza nuestro equipo académico”, explica Consuelo García Tamarit, vicerrectora de Docencia e Innovación Educativa de la VIU.

“Los cursos cortos, como los de experto y especialista, son un excelente complemento a la formación inicial que tienen los profesionales, quienes buscan actualizarse en el marco del aprendizaje a lo largo de toda la vida y, en consecuencia, la demanda se va incrementando exponencialmente”, continúa García Tamarit.

En el caso de la Escuela de Unidad Editorial (ESUE), su director académico, Rafael Moyano, afirma que “hay una amplia demanda tradicional de másteres presenciales, pero, sin duda, la que más está creciendo es la oferta de formación online, que permite hacer llegar fácilmente los mismos conocimientos a
otros países de habla hispana”.

Por su parte, en la Escuela de Negocios de la Cámara de Comercio de Madrid, que ofrece una propuesta formativa muy práctica y con visión empresarial, “los estudios más demandados son, principalmente, los cursos de formación continua, donde se incluyen los monográficos y los cursos de expertos y superiores, con programas más especializados que permiten a los estudiantes adquirir conocimientos de una forma flexible y ágil acerca de una materia en concreto que les sirve para promocionar o cambiar de empleo”, expone la gerente del centro, María Encinas.

De forma paralela, según Moyano, durante los últimos tiempos están despertando mucho interés las formaciones modulares, que permiten conseguir un título de experto pero dejan abierta la posibilidad de proseguir la formación hasta una titulación de especialista o incluso un máster. En este sentido, la VIU desarrolla actualmente una oferta de microcredenciales que permite el desarrollo de las competencias transversales demandadas por la sociedad mientras, a la vez, enriquece las disciplinas ofertadas. En concreto, las vinculadas a competencias digitales o de gestión.

La gerente de la Cámara de Comercio de Madrid incide en que los másteres son proyectos de larga duración, de entre siete meses y un año, por lo que son demandados por profesionales que quieren un reskilling o upskilling de sus competencias en un área profesional. Estos programas requieren una inversión y compromiso más altos por parte del alumno. Además, tienen una convocatoria al año, por lo que es una decisión más compleja para los estudiantes.

La diferencia principal entre los másteres y los cursos de experto (menos de 30 ECT) y de especialista (entre 30 y 59 ECT) radica en la duración y en la carga de trabajo. “Su objetivo es la ampliación de conocimientos y competencias para la especialización en un ámbito concreto”. Eso sí, añade García Tamarit, “ambas modalidades requieren de una titulación universitaria previa para cursarlos”.

No obstante, Encinas apunta que “ambos tipos de formación persiguen el desarrollo profesional y personal del alumno, pero con distintas reglas del juego: contenidos, tiempo invertido, precio, título…”. Además, hay numerosas convocatorias durante el año.

La temática de estos cursos suele responder a las necesidades que demanda el mercado laboral. Son los casos del Diploma Experto en Programación en Python, el Programa Universitario de Comunicación con el Paciente Pediátrico o el Diploma Experto en Astronomía Observacional, todos ellos de la VIU.

Por su parte, aunque las señas de identidad de ESUE son el periodismo y la comunicación, “durante los últimos años hemos abierto el abanico gracias a la legitimidad que nos dan las especializaciones de nuestras cabeceras: empresa y finanzas con EXPANSIÓN, moda con Telva y Yo Dona, deportes con Marca… Algunos de nuestros cursos de experto son Desarrollo de Negocio en Entornos Inmersivos e Inteligencia Artificial; Digitalización del Deporte; Gestión y Comunicación de eSports; Economía Circular y Desarrollo Sostenible, o Comunicación Interna para Recursos Humanos”, indica Moyano. “Todo lo referente a la comunicación, la sostenibilidad y la digitalización es algo transversal que demandan todas las empresas”, añade.

En cuanto al perfil del estudiante de formación continua, se trata de un profesional en activo que necesita una habilidad o conocimiento concreto de una forma rápida y eficaz. “Están dirigidos a profesionales de entre 25 a 55 años, que necesitan formarse en una determinada materia o actualizar sus conocimientos de forma práctica y rápida contando con el beneficio principal de esta modalidad, al poder formase en cualquier momento, a su ritmo, las 24 horas del día y los siete días a la semana”, dice Encinas.

También hay alumnos que “buscan enriquecerse personalmente o que tienen otros propósitos vitales y encuentran en este tipo de cursos una oportunidad para seguir formándose”, considera García Tamarit.

La aceptación de la Formación Profesional también ha experimentado una significativa mejora durante los últimos años. En España, los matriculados en esta modalidad suponen ya el 33,7% de todos los que cursan enseñanzas posobligatorias, según señala el estudio Observatorio de la Formación Profesional, elaborado por CaixaBank y Dualiza.

“Cada vez más estudiantes reconocen el valor y la relevancia de la formación profesional para adquirir habilidades prácticas y orientadas al empleo. Esto se debe, en gran medida, a la adaptación de los programas a las demandas del mercado laboral”, asegura Miguel Sieteiglesias, director de Operaciones de Universae, centro de formación profesional reglada a distancia.

En este sentido, “cada vez son más los profesionales que en su día no pudieron conseguir una titulación oficial y ahora la necesitan para avanzar en su trayectoria, por lo que se decantan por cursar una formación profesional online que puedan compaginar con su puesto de trabajo”, añade Encinas. Una de sus ventajas es, que a menudo, tiene una duración más corta en comparación con los títulos universitarios tradicionales.

También es clave su enfoque hacia la empleabilidad. “Con respecto a los programas de máster y formación profesional, el nivel de empleabilidad está por encima del 90%. Muchos de nuestros alumnos se quedan trabajando en las empresas en las que realizan sus prácticas”, expone Encinas. “Los programas suelen estar diseñados en colaboración con la industria y esto se traduce en una mayor tasa de inserción laboral”, comenta Sieteiglesias, que recurre a las cifras para mostrar el predominio de su modalidad en términos de empleo: “Se espera que un 60% de estas vacantes se cubra por los titulados en Formación Profesional”.

Los estudios más demandados, según Universae, son los relacionados con las familias de Administración y Finanzas; Ciberseguridad, Informática y Comunicaciones; Seguridad y Protección Civil, y Sanidad. Pero, más allá de los títulos, un aspecto importante para los alumnos es que la formación sea compatible con su día a día.

En cuanto a las demandas del mercado laboral, según el estudio ¿Por qué estudiamos?, del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica, el 78% de los jóvenes percibe que la Formación Profesional se adapta más rápido que la universitaria. Paradójicamente, según Bárbara Sánchez, general manager de AdQualis Talent Search, “hay un cambio de tendencia: las compañías tienden a decantarse por un perfil de ciclo formativo frente al universitario, sobre todo, cuando se trata de vacantes técnicas o especializadas”.

El estudio del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica también afirma que “el 82% de los encuestados demanda una educación enfocada al desarrollo de habilidades prácticas y aplicables al mundo laboral. Asimismo, reconocen que el estigma respecto a la Formación Profesional sigue estando vigente, pues no llegan a la mitad (el 45%) los que consideran que este tipo de enseñanza tiene el mismo reconocimiento que la universitaria”, afirma Sieteiglesias.

Pese a ello, la formación profesional ya no es ese plan B para quienes no acceden a la educación superior. De hecho, se empieza a percibir como una opción dinámica y experiencial, que aporta a las empresas los perfiles profesionales que necesita.

En España existen seis centros universitarios que ofrecen estudios en modalidad 100% virtual. La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) es la decana, pues su origen data del año 1972. Se trata de la única universidad pública y la primera por número de alumnos matriculados en España, con más de 200.000. Su sistema de aprendizaje combina la docencia online con el acompañamiento presencial. Cuenta con 80 sedes, situadas en un total de 75 ciudades de 17 países diferentes. Por su parte, la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), de carácter semipúblico (presta un servicio público, pero es de gestión privada), cuenta con más de 25 años de experiencia y es pionera en la oferta de elearning. Su catálogo incluye un total de 361 titulaciones, entre las que aparecen tanto grados como másteres universitarios y propios o doctorados.

La Universidad a Distancia de Madrid (Udima) impulsa desde el año 2006 la innovación metodológica y académica con nuevos títulos propios muy especializados. Junto al Centro de Estudios Financieros, conforma el importante grupo educativo CEF-Udima. La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) es un referente global en educación superior online. Así lo atestiguan diferentes rankings nacionales e internacionales, como el de FSO, el Times Higher Education o el U-ranking de universidades españolas. Su profesorado imparte un total de 4.000 horas de clases virtuales a la semana. Por su parte, el campus virtual de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha sido premiado internacionalmente en los Blackboard Catalyst Awards. Cuenta con una metodología flexible y una oferta formativa internacional, actualizada y en consonancia con las nuevas necesidades del tejido empresarial español. En el caso de la Universidad Isabel I, su oferta académica se compone de títulos oficiales y propios y de formación profesional. Posee un campus en Burgos que alberga los servicios docentes, administrativos, el edificio de I+D+i y las aulas para exámenes y prácticas. A las citadas universidades especializadas en formación online se han sumado durante los últimos tiempos otras eminentemente presenciales, pero que también han empezado a incorporar programas virtuales a su oferta académica. Destacan, entre las universidades públicas, la Rey Juan Carlos y la de Burgos, mientras que entre las privadas sobresalen la Europea, la Católica de Ávila, la Católica de Murcia, la Miguel de Cervantes, la Nebrija, la Pontificia de Salamanca, la Alfonso X El Sabio y la Camilo José Cela.